sábado, 29 de enero de 2011

Closure.

Una vez más, el chirriante timbre del piso de bachiller hace vibrar puertas y ventanas en el segundo piso. Todos los alumnos corretean por el pasillo, o se lanzan escopetados hacia las escaleras rumbo a la cafetería. El olor a pan caliente y galletas recién horneadas se cuela por cada rincón del primer piso, al igual que los gritos y las carcajadas resuenan por doquier.
Miranda entra sin prisa en la estancia atestada de hambrientos alumnos dispuestos a pisar cabezas con tal de conseguir un sándwich. Un grupo de chicos y chicas conversa agitadamente como la mayoría de los ocupantes de la cafetería. Sus supuestos amigos. Personas con las que comparte afecto. Pero cuya mayor preocupación es el cotilleo de la semana. La chica se acerca a ellos y se apoya sigilosamente contra la pared. Saluda y algunos responden, sin ni siquiera mirarle a la cara. Miranda escucha su conversación sin intervenir. Los mismos temas sin interés de siempre.
Por fin, armada de un valor para ella importante, aunque quizá no tanto para los demás, decide abordar un tema de conversación, con la esperanza de ganar un poco de respeto y quizá algo de admiración por parte de aquellos extraños con los que convivía, cuando una mano firme fue a parar contra su mejilla, tirándola al suelo y ahogando cualquier atisbo de solidez en su interior.

sábado, 9 de octubre de 2010

[...]

Miranda reposaba sentada en el banco cuando le vio aparecer. Caminaba aceleradamente y, cuando llegó hasta ella, se mostraba agitado. La chica se levantó, quedando de pie frente a él. Se miraron fijamente unos segundos. Ella esperaba una respuesta. Él no deseaba dársela.
De pronto, y sin esperarlo. Joey la besó. Su primer beso. Un beso dulce, ardiente y deseado. Miranda sonrió para sus adentros, pero todo pareció desvanecerse cuando él separó sus labios de los de ella y, aún con los ojos cerrados, susurró:
-No puedo hacerlo.

martes, 27 de julio de 2010

Carta de adiós a un amigo


Hoy, le digo adiós a mi amigo, Monchu. Paco nos dejó atrás hace ya mucho tiempo, sin ni siquiera darnos cuenta, se fue, no lo vimos venir, se fue sin más.
No quiero que su hermano paso por lo mismo.
Mi amigo se muere. Y quiero regalarle la libertad, que disfrute el resto de sus días en agua nueva.
Monchu ha sido alguien que, sin apenas notarlo,se ha convertido en quien ha estado a mi lado a cada segundo. Y, aunque él no tenga memoria para recordarlo, yo sí podré cerrar los ojos y pensar en él como el que siempre estuvo ahí, y se merece morir viviendo.
Adiós, Monchu. Claire.

Make it happen

¿Nunca te has parado a pensar, en por qué haces lo que haces? ¿Ni qué parte de lo que haces, lo haces porque realmente quieres?
¿Nunca has sentido que lo que haces lo haces porque sí? ¿Porque no tienes más ambiciones que hacer lo que se te manda o, simplemente, lo que hace la mayoría?
Todos alguna vez en su vida, se han sentido así. Ya sea durante días, meses, o interminables años o, simplemente, una mísera milésima de segundo.
Pero, sea cuando sea el momento en que te sientas así, párate a pensar qué es lo que te mueve. Si en ese momento no descubres nada, ponte en pie, sal, cierra los ojos, respira, camina, muévete, busca, y encontrarás una razón por la que quieras ser alguien, y no uno más.

viernes, 25 de junio de 2010

Quisiera ser un pez


Quisiera ser un pez.
¿No pierden, los peces, la memoria cada tres segundos? Olvidan todo lo que han vivido. Y lo que han sentido.

Quisiera ser un pez. Poder despertar de nuevo una y otra vez. Que cada beso sea nuevo, que sea siempre un primer beso. Amar con tanta fuerza y pasión como por primera vez .Vivir cada experiencia como única. No tener que arrepentirme de mis errores porque, no recordaría haberlos cometido.

Nos preguntamos constantemente qué es lo que haríamos y dejaríamos de hacer si volviéramos a nacer. Qué remediaríamos. Qué evitaríamos que sucediese. Trataríamos cada segundo con delicadeza y seríamos más previsores frentes a las malas acciones.
Dolor, traición, injusticia, odio, rencor, enemistad. Quizá no existiesen esas emociones. Quizá este sería un mundo mejor.
Me pregunto qué ocurriría si así sucediera. No, seguramente preferiría que todo estuviese como está. Porque no cambiaría por nada, esas tardes infinitas junto a esa persona, contemplando sin descanso esos ojos llenos de alegría , de esperanza.

Quisiera ser un pez. Para poder recordar lo que me gusta ser su amiga.

jueves, 24 de junio de 2010

Madness

Lo busqué desesperadamente por todos lados sin descanso. Abría una puerta tras otra sin molestarme en cerrarlas de nuevo. Interrumpía cada clase, sorprendiendo a todo el que se encontrara en su interior, debido a la preocupación que mostraba mi rostro.

Sabía lo que él pensaría cuando me viera, que era una exagerada, que siempre me comportaba de un modo rocambolesco. Y que por eso le encantaba. Pero esta vez no. No le gustaría verme así.

Escrutaba todas las salas en su busca, deseando reconocerle entre los rostros que me miraban con inquietud. No estaba en esta, ni en la siguiente, ni en la otra planta.

Finalmente llegué sin aliento, a la sala de espera de la entrada. Allí estaba él, en uno de los asientos leyendo una revista despreocupadamente. Cómo odiaba aquello. Y la situación hizo que lo odiara aún más.

Me puse delante de él, calmada y silenciosamente. Hasta yo misma me sorprendí de la quietud que mostraba, pero mi rostro estaba irascible. Él bajó la revista para ver quien estaba y se encontró con furiosa mirada. Se puso de pie al tiempo que empezaba a hablar:

-Resulta extraño que todavía no te hayas puesto a grit…

-¡Pero cómo te atreves! ¡Pedazo de cabrón! ¿Es que no tienes vergüenza? ¡Pero de qué coño vas!- gritaba, asestándole continuos golpes en el pecho, llena de resentimiento.

-¡Eh! ¡Eveline! Está bien… ¡Cálmate! ¿Vale? Salgamos fuera…- me cogió las muñecas con una sola mano y tiró de mi hasta la salida. Se acercó a un banco.

- Sentémonos a hablar de esto, ¿de acuerdo? –hablaba con tranquilidad pero temeroso de que yo explotara de nuevo. Fue lo que hice.

- ¡No quiero sentarme! ¿Crees que estoy para sentarme? Has dejado embarazada a otra… - Estas últimas palabras salieron en un susurro. De pronto, su rostro dejó de mostrarse agitado. Una de las comisuras de la boca se arqueó hacia arriba.

- ¿Lo que te molesta es que la haya dejado embarazada…? ¿O que haya sido con otra? – inquirió.

- ¡Pero quién te crees que eres para…!- me tapó los labios con su dedo pulgar.

-Verás- comenzó -. Eso que has oído, seguramente de pasada, de que he dejado embarazada a una chica, seguramente de tu curso, o para fastidiar más, que esté en último curso como yo, es simplemente un rumor, que estoy seguro es lo que te ha hecho reaccionar así. Tranquila, a mi me ha llegado esta misma mañana, me estaba cansando mientras esperaba a que te enterases.- me relajé gradualmente y bajé la mirada, ligeramente avergonzada.

- Por qué… ¿Por qué no me lo dijiste? ¿Es que esto te divierte?

- No –respondió de inmediato. – Simplemente adoro que me busques impacientemente. Oí que abrías y cerrabas puertas frenéticamente en busca de alguien.

Alcé el rostro pero miré hacia un lado.

-En realidad sólo las abría… - me enrojecí. Soltó una sonora carcajada. Después me rodeó con los brazos y me atrajo hacia sí.

- ¿De verdad piensas que estaría tan loco de irme con otra, y peor aún dejarla embaraza, teniéndote a ti? Mantenerte cuesta mucho tiempo y esfuerzo. - alcé las cejas. Debió de imaginarse mi expresión y rió de nuevo-. En serio Eve, sabes a lo que me refiero. Eres única y lo sabes. Estás loca y por eso te quiero. Suena extraño pero, añoro tu cara de frustración al no conseguir algo. Y esa furia inofensiva que hace creer que vas a matar a alguien aunque en realidad no mates ni a una mosca. Y cuando estamos juntos, cuando te vuelves tan…- me sujetó la barbilla con sus dedos haciendo que nos mirásemos a los ojos-. Tan frágil, tan vulnerable.

Pegó más aún mi cuerpo contra el suyo, y acercó nuestros rostros eliminando todo el espacio que había entre nosotros.

-Te odio- murmuré. Él volvió a reír mientras nuestros labios anhelaban encontrarse y fundirse en un instante en que se diría todo.