Quisiera ser un pez. ¿No pierden, los peces, la memoria cada tres segundos? Olvidan todo lo que han vivido. Y lo que han sentido.
Quisiera ser un pez. Poder despertar de nuevo una y otra vez. Que cada beso sea nuevo, que sea siempre un primer beso. Amar con tanta fuerza y pasión como por primera vez .Vivir cada experiencia como única. No tener que arrepentirme de mis errores porque, no recordaría haberlos cometido.
Nos preguntamos constantemente qué es lo que haríamos y dejaríamos de hacer si volviéramos a nacer. Qué remediaríamos. Qué evitaríamos que sucediese. Trataríamos cada segundo con delicadeza y seríamos más previsores frentes a las malas acciones. Dolor, traición, injusticia, odio, rencor, enemistad. Quizá no existiesen esas emociones. Quizá este sería un mundo mejor. Me pregunto qué ocurriría si así sucediera. No, seguramente preferiría que todo estuviese como está. Porque no cambiaría por nada, esas tardes infinitas junto a esa persona, contemplando sin descanso esos ojos llenos de alegría , de esperanza.
Quisiera ser un pez. Para poder recordar lo que me gusta ser su amiga.
Lo busqué desesperadamente portodos lados sin descanso. Abría una puerta tras otra sin molestarme en cerrarlas de nuevo. Interrumpía cada clase, sorprendiendo a todo el que se encontrara en su interior, debido a la preocupación que mostraba mi rostro.
Sabía lo que él pensaría cuando me viera, que era una exagerada, que siempre me comportaba de un modo rocambolesco. Y que por eso le encantaba. Pero esta vez no. No le gustaría verme así.
Escrutaba todas las salas en su busca, deseando reconocerle entre los rostros que me miraban con inquietud. No estaba en esta, ni en la siguiente, ni en la otra planta.
Finalmente llegué sin aliento, a la sala de espera de la entrada. Allí estaba él, en uno de los asientos leyendo una revista despreocupadamente. Cómo odiaba aquello.Y la situación hizo que lo odiara aún más.
Me puse delante de él, calmada y silenciosamente. Hasta yo misma me sorprendí de la quietud que mostraba, pero mi rostro estabairascible. Él bajó la revista para ver quien estaba y se encontró con furiosa mirada. Se puso de pie al tiempo que empezaba a hablar:
-Resulta extraño que todavía no te hayas puesto a grit…
-¡Pero cómo te atreves! ¡Pedazo de cabrón! ¿Es que no tienes vergüenza? ¡Pero de qué coño vas!- gritaba, asestándole continuos golpes en el pecho, llena de resentimiento.
-¡Eh! ¡Eveline! Está bien… ¡Cálmate! ¿Vale? Salgamos fuera…- me cogió las muñecas con una sola mano y tiró de mi hasta la salida. Se acercó a un banco.
- Sentémonos a hablar de esto, ¿de acuerdo? –hablaba con tranquilidad pero temeroso de que yo explotara de nuevo. Fue lo que hice.
- ¡No quiero sentarme! ¿Crees que estoy para sentarme? Has dejado embarazada a otra… - Estas últimas palabras salieron en un susurro. De pronto, su rostro dejó de mostrarse agitado. Una de las comisuras de la boca se arqueó hacia arriba.
- ¿Lo que te molesta es que la haya dejado embarazada…? ¿O que haya sido con otra? – inquirió.
- ¡Pero quién te crees que eres para…!- me tapó los labios con su dedo pulgar.
-Verás- comenzó -. Eso que has oído, seguramente de pasada, de que he dejado embarazada a una chica, seguramente de tu curso, o para fastidiar más, que esté en último curso como yo, es simplemente un rumor, que estoy seguro es lo que te ha hecho reaccionar así. Tranquila, a mi me ha llegado esta misma mañana, me estaba cansando mientras esperaba a que te enterases.- me relajé gradualmente y bajé la mirada, ligeramente avergonzada.
- Por qué… ¿Por qué no me lo dijiste? ¿Es que esto te divierte?
- No –respondió de inmediato. – Simplemente adoro que me busques impacientemente. Oíque abrías y cerrabas puertas frenéticamente en busca de alguien.
Alcé el rostro pero miré hacia un lado.
-En realidad sólo las abría… - me enrojecí. Soltó una sonora carcajada. Después me rodeó con los brazos y me atrajo hacia sí.
- ¿De verdad piensas que estaría tan loco de irme con otra, y peor aún dejarla embaraza, teniéndote a ti? Mantenerte cuesta mucho tiempo y esfuerzo. - alcé las cejas. Debió de imaginarse mi expresión y rió de nuevo-. En serio Eve, sabes a lo que me refiero. Eres única y lo sabes.Estás loca y por eso te quiero. Suena extraño pero, añoro tu cara de frustración al no conseguir algo. Y esa furia inofensiva que hace creer que vas a matar a alguien aunque en realidad no mates ni a una mosca. Y cuando estamos juntos, cuando te vuelves tan…- me sujetó la barbilla con sus dedos haciendo que nos mirásemos a los ojos-. Tan frágil, tan vulnerable.
Pegó más aún mi cuerpo contra el suyo, y acercó nuestros rostros eliminando todo el espacio que había entre nosotros.
-Te odio- murmuré. Él volvió a reír mientras nuestros labios anhelaban encontrarse y fundirse en un instante en que se diría todo.